Confesión

Con usted puedo platicar abiertamente, sin pena, sin rodeos, sin censura.

Y llego el tiempo de que sepa que:
Los días que tengo; despues de pasar ya no los alcanzo.
Y así como observas las cosas más temibles,
de solo pensarlas
se levantan gemidos de impotente desesperación,
Lamentos mentales y sonoros de todos los errores que cometí.
Me siento desprotegida, mi armadura se ah esfumado y estoy frágil.
Frente a la puerta de salida,
mis pies desnudos, 
ante el suelo trémulo por mi partida.
¿Qué me esperará fuera?
El corazón laté cada vez más denso, rápido, como un loco que no deja de tocar su tambor.

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